Para la reflexión de esta semana, quiero compartir las experiencias de dos líderes de nuestra red —las llamaremos Olympias y Nonna en honor a dos mujeres diáconas históricas— que han estado contribuyendo a fomentar el diálogo sobre las mujeres diáconas en sus comunidades locales. Creo que sus trayectorias en sus comunidades tienen algo que ofrecernos a todos nosotros, ahora que nos preparamos para compartir la buena nueva de Santa Febe y el párrafo 60 en nuestras comunidades en septiembre y más allá.
Olympias es miembro activo de una parroquia con una larga tradición de invitar a mujeres ministras a interpretar la Palabra durante la misa y donde existe un fuerte apoyo a las mujeres diáconas tanto desde el púlpito como desde los bancos. Para muchas personas de esta parroquia, la pregunta de si el Espíritu Santo está llamando a la Iglesia a restaurar la práctica de ordenar mujeres como diáconas es obvia: «¡SÍ! ¿Cómo es posible que sigamos teniendo esta conversación?». Aunque existe un amplio apoyo a las mujeres diáconas en la parroquia, Olympias ha descubierto que también hay un creciente sentimiento de cansancio: «El papa Francisco dijo que no [en su entrevista de 60 Minutes]; ¿por qué seguimos hablando de esto?». ¿Cómo debería abordar Olympias este cansancio en su comunidad?
A varios cientos de kilómetros de distancia, Nonna ha estado trabajando duro en su parroquia, donde un cambio de párrocos supuso que pasaran de celebrar una animada fiesta de Santa Febe en 2023 a que, tras la entrevista del papa Francisco en 60 Minutes en 2024, les dijeran que no podían celebrar nada. Mientras que muchos de nosotros nos habríamos sentido tentados a tirar la toalla, Nonna siguió discerniendo sobre las mujeres diáconas y cultivando una relación con su párroco. Este año, cuando volvió a hablar con él sobre la celebración del Día de Santa Febe en septiembre, él se mostró abierto al diálogo y reconoció que el párrafo 60 del documento final del Sínodo indicaba, de hecho, que este discernimiento seguía abierto. El compromiso de Nonna de mantener el rumbo, de seguir en relación, de escuchar las preocupaciones de su párroco y de responder de forma reflexiva y creativa, le ha ayudado a abrir una ventana cuando se encontró ante una puerta cerrada.
Inspirados por los ejemplos de Olympias y Nonna, tenemos la difícil pero invaluable tarea de desarrollar la resiliencia en nosotros mismos y en nuestras comunidades para mantener el rumbo a pesar de los vientos en contra. ¡Y habrá vientos en contra! La entrevista del papa Francisco en 60 Minutes fue un viento en contra significativo, ¡lo que hace que el viento a favor del párrafo 60 sea aún más milagroso! El párrafo 60 del Documento Final del Sínodo, que pertenece al magisterio de la Iglesia, es el permiso más explícito que hemos tenido hasta ahora para tener esta conversación sobre las mujeres diáconas, en público, con nuestro clero, con parresía. Y no habríamos conseguido el párrafo 60 si hubiéramos cedido a la desesperación en 60 Minutes.
Tanto si nuestra comunidad de fe se parece más a la de Olimpia como a la de Nonna, la lentitud del cambio puede tentarnos a dar la espalda al proceso de la Iglesia y hacer lo que nos parezca. «¿Para qué molestarse?», podríamos preguntarnos cuando descubrimos que no podemos atravesar una puerta que creíamos encontrar abierta de par en par.
Aunque quizá no esté lo suficientemente abierta como para que toda nuestra Iglesia pueda atravesarla, con el párrafo 60 sabemos con certeza que la puerta al discernimiento sobre las mujeres diáconas no está cerrada. ¡Esto es algo que merece ser celebrado! Pero conlleva una gran responsabilidad, porque nos pide a nosotros que seamos quienes hagan avanzar el diálogo. Dicho de otro modo, si todos empezamos a actuar como si la puerta del diálogo sobre las mujeres diáconas estuviera cerrada, corremos el riesgo de hacerlo realidad. Quizás somos nosotros, las Nonnas y las Olympiases, quienes mantenemos la puerta abierta.
Espero que participes dentro de menos de un mes en nuestra Festividad de Santa Febe: Oración y Celebración Virtual. Ya se han inscrito cientos de personas, y casi 50 universidades católicas, asociaciones, parroquias, órdenes religiosas y otras organizaciones se han inscrito como organizaciones participantes. Juntos, rezaremos por la intercesión de Santa Febe por nuestra Iglesia sinodal, y te invitaremos a considerar cómo podrías ser llamado a mantener abierta la puerta al discernimiento sobre las mujeres diáconas.
Y cuando lleguen los vientos contrarios, porque siempre lo harán, los superaremos juntos, confiando en el protagonismo del Espíritu Santo y en la intercesión de todas las mujeres diáconas que nos han precedido.