«Estos diez grupos [de estudio]... están llamados a permanecer abiertos a una participación más amplia, la de todo el pueblo de Dios». - Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos
Ayer di un hurra en la mesa del desayuno cuando leí esta actualización en la cuenta oficial de Instagram de la Oficina del Sínodo del Vaticano.
Desde que el Vaticano anunció en marzo que algunos de los temas más complejos y controvertidos planteados en todo el mundo durante el sínodo se gestionaría a partir de ahora principalmente en diez grupos de estudio y no en la asamblea sinodal de octubre, esto es lo que nosotros en Discerning Deacons, al igual que mujeres y hombres de todo el mundo, hemos estado pidiendo, esperando y rezando: que los grupos de estudio lleven a cabo su trabajo de una manera sinodal que tenga en cuenta las experiencias vividas por el Pueblo de Dios. Y aquí estaba yo, devorándome una omelette de jamón y queso entre reunión y reunión en un café a no más de quince minutos a pie del Aula del Sínodo, soltándoles la buena noticia a Casey, Ellie y Lisa: ¡nos han escuchado!
Aunque esperamos que próximamente se den instrucciones más detalladas sobre la presentación de contribuciones, en el vídeo compartido en Facebook y Instagram, el Cardenal Grech dio una primera idea de lo que podemos esperar en cuanto al proceso: «Será posible para todos enviar contribuciones, observaciones, propuestas -pastores y líderes eclesiásticos, pero también... cada creyente, hombre o mujer, cada grupo, asociación, movimiento, comunidad, podrá participar con su propia contribución». Explicó además que la Secretaría General del Sínodo «recogerá este material recibido y lo transmitirá de vez en cuando al grupo o grupos interesados».
Este anuncio se produce poco después de que el Cardenal Víctor Manuel Fernández anunciara la semana pasada en nombre del Grupo de Estudio 5 (el grupo de estudio del Sínodo responsable de las cuestiones relacionadas con el ministerio, incluidas las mujeres diáconos) que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe había considerado «que todavía no hay lugar para una decisión positiva del magisterio sobre el acceso de las mujeres al diaconado, entendido como un grado del sacramento del orden sagrado», señalando que el papa Francisco «no considera madura la cuestión».
Es importante señalar, incluso en lo que a primera vista puede parecer una declaración directamente desalentadora del Cardenal Fernández, que la puerta sigue abierta.
Si el discernimiento sobre la cuestión del diaconado aún no está maduro, nos gustaría apoyar el proceso de su maduración.
Y con el anuncio hecho hoy por la oficina vaticana del Sínodo sobre las vías para una amplia participación en los grupos de trabajo, hoy es un poco más fácil que ayer imaginar cómo podríamos apoyar esa maduración.
No llegamos a Roma esperando ver mujeres diáconos a finales de mes, y sabemos que hay un trabajo crítico en el que la asamblea debe centrarse para consagrar aún más las estructuras de participación en la vida de nuestra Iglesia.
El Espíritu parece estar por la labor - arremolinándose en brisas o vendavales, para renovar la Iglesia desde el corazón del Vaticano, escuchando el testimonio de los que están en las periferias.
Nuestra tarea sigue siendo clara: viajar juntos, contar las historias de las mujeres que están respondiendo a la llamada a servir a sus comunidades como diáconas de facto , buscar la intercesión de nuestra patrona, Santa Febe, y ser compañeros de nuestros líderes eclesiásticos mientras siguen ensanchando el camino para que «todos, todos, todos» sepan que pertenecen como parte de la comunidad amada de Dios, discerniendo y dando testimonio juntos de un Dios que nos acompaña y fortalece en el camino.