Phyllis Zagano writes about Pope Francis and women’s work in the Church, including the possibility of ordination as deacons (La Croix International)

Legions of female church workers at every level in parishes and chanceries, at episcopal conferences — and even at the Vatican — welcomed and welcome Pope Francis’ efforts to eliminate clericalism. The general perception that “they” (clerics) do not need “us” (women) seems to be fading. Or is it?

The great diversity of the “church workers” on which the Catholic Church depends fall into two main categories: paid and unpaid. The great majority of paid professional positions are held by clerics. The great majority of volunteer, unpaid positions, whether professional or not, are filled by women. Of course, there is cross-over, but the exploitation of women in what is loosely referred to as “church work” is a scandal that Francis seems ready to repair.

For sure, restoring women to the ordained diaconate may be part of the answer, but it is not the only one. Let us look at three points: 1) Francis’ emphasis on lay involvement in the Church; 2) the problem of clericalism; 3) the possibilities for women deacons.

Read more at La Croix International (July 15)

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Testigo
"[Espero que la Iglesia ordene mujeres al diaconado] para aportar un testimonio y una expresión más amplios de la vida, el amor y la presencia de Dios al pueblo de Dios. Las voces y el liderazgo de las mujeres sanarán, animarán y potenciarán las vidas de hombres, mujeres y niños. Provocará una nueva comprensión de la vocación eclesial y enriquecerá la vida familiar católica".
Deedee Van Dyke
Capellana Católica en Joliet, Illinois
Testigo
"La primer Apóstol fue una mujer, María Magdalena. Ella sigue siendo hoy una torre de fortaleza para las mujeres en el ministerio. Si se ordenaran más mujeres al diaconado en la Iglesia Católica Romana, creo que tendríamos homilías más significativas y espiritualmente enriquecedoras, y nuestras liturgias acogerían y darían la bienvenida a todos a la mesa eucarística."
Sonja Grace
Testigo
"Si fuera ordenada diácono, no sería un medio para alcanzar un fin, sino más bien una invitación continua a un camino más profundo y amplio con Cristo. A los diáconos se les pide que se hagan más visibles como manos al servicio de la Iglesia. Responder a tal vocación sería un tesoro, una profundización de mi vida de fe interior enriquecida por las experiencias exteriores de ministerio y servicio. Tanto el camino interior como el exterior se convierten en un anhelo de buscar y conocer al Cristo al que estamos llamados a servir."   
Nina Laubach
Estudiante, Programa de Doctorado en Divinidad, Seminario Teológico de Princeton

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