La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) ha estado trabajando en forma conjunta con los obispos católicos canadienses para llevar a cabo 10 sesiones virtuales (¡sólo quedan unas cuantas!) y consultar formalmente a los obispos y delegados laicos durante la etapa continental. La USCCB también organizará una sesión de escucha para las organizaciones nacionales que están contribuyendo al proceso en la "Región XVI" – y espero que se unan a mí en el regocijo de que Lisa Amman y Ellie Hidalgo representarán a Discerning Deacons en esa reunión.
Escuché muchas reacciones – y al principio yo también lo sentí – de que el proceso en la etapa continental se sentía estrecho. ¿Cómo podríamos nosotros – como feligreses en las iglesias locales – participar y construir el impulso para la transformación sísmica que el Papa Francisco y el Proceso del Sínodo parecen pedir?
Leer el último libro de Rafael Luciani, experto en el Sínodo, me ayudó a tener una visión más profunda. Luciani enfatiza que este sínodo se trata de comenzar un proceso de sinodalización: ¡un tiempo de volverse sinodal en cada nivel de la vida de nuestra amada Iglesia! No hay una sola manera de que el pueblo de Dios sea protagonista en el sínodo global.
Los procesos y las reuniones formales anclan el proceso, proporcionan una especie de esqueleto. Pero todos formamos parte de la construcción del músculo para escuchar y caminar juntos. Este músculo se ha atrofiado en algunas partes de la vida institucional de la Iglesia.
He aquí el misterio: hace falta todo ser humano bautizado, todo el sensus fidelium, para construir el músculo sinodal. Juntos participamos como Cuerpo de Cristo, caminando en comunión, heridos, sí, pero también signo vivo de resurrección, refugio, abrazo de misericordia para toda la humanidad.
La sinodalidad no es un acontecimiento. Ni siquiera unos cuantos acontecimientos. No puede reducirse a reuniones formales. Es una dimensión constitutiva que permite la renovación de la Iglesia en cada generación.
Nosotros, como Discerning Deacons, queremos seguir catalizando y animando este proceso.
Por lo tanto, hemos estado viviendo la siguiente pregunta: ¿cómo seguir siendo protagonistas de una Iglesia sinodal?
Nuestros amigos de St. Francis Xavier College Church en St. Louis nos dieron una idea cuando reunieron a 50 personas de toda la arquidiócesis para reflexionar sobre cómo el proceso local de fusiones parroquiales, consolidaciones y replanteamientos ("Todas las cosas nuevas" - página en inglés) podría entablar un diálogo fructífero con "Ensancha el espacio de tu tienda". Se preguntaron particularmente: ¿por qué repensar la participación de la mujer es un "punto crítico" para la Iglesia en la archidiócesis de Saint Louis?
En St. Francis Xavier están trazando nuevos caminos (página en inglés), tratando de reflexionar sobre formas de liderazgo y gobierno sinodales en las que los dones de todas las personas sean recibidos y puestos al servicio de la misión. Confiando en un proceso paciente, deliberado y relacional, al tiempo que se dejan guiar por una imaginación y una creatividad despiertas, están forjando nuevos modelos de gobierno femenino. Y ahora están asumiendo la responsabilidad de compartirlo con otros: con otras parroquias jesuitas de todo el país y con su propio Arzobispo. Están alimentando la imaginación sobre cómo "todo lo nuevo" puede verse no sólo a través de la experiencia de la limitación o la escasez, sino que puede guiarse por la creencia en Aquel que vino para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia.
A medida que los participantes se reunían en la sala, quedó claro que establecer las conexiones entre la participación de las mujeres y la renovación de nuestras parroquias para la comunión, la participación y la misión es un tema vital para la iglesia local. Podemos ayudar a liberar la imaginación de la Iglesia para soñar y ver más claramente los dones para el ministerio, el liderazgo y la predicación que ya existen en abundancia.
Esta no es una conversación que sólo está ocurriendo en St. Louis, sino que está ocurriendo en todo el país a medida que preguntamos con humildad y audacia: ¿Por qué repensar la participación de las mujeres es "un punto crítico" para la Iglesia en nuestra diócesis?
Estamos todos invitados a participar en el ensanchamiento del espacio de nuestra tienda, para permitir que Dios se mueva, se revele, se renueve y resucite.
Somos parte de la construcción de este impulso, a medida que nutrimos las semillas plantadas en la primera fase y las ayudamos a crecer en la siguiente.