El catolicismo puede parecer una habitación cerrada. Como si hubiera una sola manera de ser discípulo, de practicar y vivir la fe.
Hubo un período en mi camino de fe en el que sentí el catolicismo como un conjunto rígido de prescripciones y juicios.
Pero la gracia de la salvación, el significado del Pentecostés, es que Dios rompe los candados.
El Libro de la Sabiduría me sirvió de clave. Un don del Espíritu, la Sabiduría "es resplandeciente e inagotable" y "en ella hay un espíritu inteligente, santo, único... nunca perjudicial, que ama el bien".
A través de la Sabiduría, escuché una nueva historia de la salvación como algo descriptivo, y no preceptivo. Es así como el Amor se mueve en el mundo: Jesús, la Sabiduría encarnada, viene a curar y a liberar; llamándonos al discipulado misionero, para predicar la Buena Nueva en un mundo fracturado y frágil.
Nuestra antífona para entrar en Pentecostés es Sabiduría 1,7: "Porque el espíritu del Señor llena la tierra, y él, que mantiene unidas todas las cosas, sabe todo lo que se dice". La Sabiduría habla directamente de la fragmentación(nota en inglés) actual. Nuestra capacidad de entendernos mutuamente se rompe bajo una atención dividida, impulsada por algoritmos que nos alejan del presente, donde las relaciones de carne y hueso podrían acercarnos los unos a los otros.
He aquí una señal que nos indica el camino de retorno. Aunque no hay una sola manera de ser católico, un solo Espíritu llena y abraza el mundo. Esta realidad místico-socio-política-institucional es un testimonio contrario a las fuerzas de la discordia a las que nos enfrentamos: la Iglesia, extendida por todo el mundo. Los seres humanos siguen reuniéndose para proclamar la misma historia en diferentes lenguas, culturas y contextos. Leemos de una escritura compartida y profesamos el mismo milagro: Cristo ha resucitado.
Este Pentecostés, un camino para salir de la habitación cerrada se revela en la sabiduría del esfuerzo del Papa Francisco guiado por el Espíritu: el Sínodo Global, Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión.
Visita el sitio web del sínodo y explora las contribuciones de todo el mundo: Taiwán, Uganda, España, Norteamérica, Brasil, Irlanda, Australia. En cada lugar, la gente está abriendo sus corazones al Espíritu y planteando las preguntas: ¿Cuáles han sido las alegrías y los obstáculos en tu trayectoria con la Iglesia? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu Santo para crecer en nuestro "caminar juntos"?
Tal vez no hayas escuchado la buena nueva del Sínodo o no hayas tenido la oportunidad de participar. ¡No temas! No es demasiado tarde. El Pentecostés declara: ¡el Espíritu se ha derramado! Está vivo y palpitante desde el corazón de la Iglesia: renovando las estructuras, invirtiendo el poder eclesial, ampliando la comprensión de nuestro bautismo y nuestra pertenencia como pueblo, amados por el Creador.
Todavía podemos salir de las habitaciones cerradas cuando el Espíritu nos lleva a escuchar los sueños de nuestros ancianos y las profecías de los jóvenes. El Espíritu se derrama sobre toda la humanidad, y la sabiduría se da en abundancia, ayudando a todos a ver, oír y entender lo que se dice.
El Espíritu del Señor ha llenado la tierra / y él, que contiene todas las cosas / entiende lo que se dice, aleluya. (Sabiduría 1,7)
Casey ofreció esta reflexión en U.S. Catholic (en inglés) para la Fiesta de Pentecostés, que volvemos a publicar aquí.