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Testigos
Nina Laubach
Estudiante, Programa de Doctorado en Divinidad, Seminario Teológico de Princeton
18 de abril de 2023

Estudiante, Programa de Doctorado en Divinidad, Seminario Teológico de Princeton

Las mujeres diáconos formaban parte de la Iglesia primitiva. Restablecer a las mujeres en el diaconado hoy no es un regreso a los tiempos antiguos en aras de los títulos o la tradición; es una toma de conciencia de que podemos adorar y ministrar más fielmente como pueblo de Dios cuando las mujeres y los hombres pueden compartir plenamente sus dones. No debemos buscar la ordenación de mujeres al diaconado simplemente por necesidad o escasez, sino porque la plenitud de la Iglesia -de lo que estamos llamados a ser como Cuerpo de Cristo- aún no se ha realizado. 

Algunas personas consideran que las mujeres diáconos son "un riesgo" o "una incertidumbre" en cuanto a cómo cambiaría nuestra iglesia. Santa Febe nos muestra un camino de continuidad desde nuestra antigua comunidad hasta la Iglesia de hoy. Entonces y ahora, las mujeres diáconos pueden contribuir a un florecimiento de nuestra vida con Cristo. La Iglesia global ganará credibilidad en su capacidad de servir más allá de las fronteras eclesiales, litúrgicas y sociales. Desafiar el estatus quo establecido, acoger nuevas voces, sanar las divisiones... eso no suena arriesgado... suena a Jesús.  

El trabajo de los Discerning Deacons forma parte de la necesaria e importante labor de volver a contar y reclamar el mensaje del Evangelio. A lo largo de la historia, este Evangelio ha sido mal escuchado, mal interpretado y utilizado para excluir y dividir. Pero gracia sobre gracia, en medio de nuestro quebrantamiento, Dios sigue llamándonos a todos -a TODOS- a participar en una Iglesia que se siente atraída cada día hacia Cristo, hacia la comunión.  

Si fuera ordenada diácono, no sería un medio para alcanzar un fin, sino más bien una invitación continua a un camino más profundo y amplio con Cristo. A los diáconos se les pide que se hagan más visibles como manos al servicio de la Iglesia. Responder a tal vocación sería un tesoro, una profundización de mi vida de fe interior enriquecida por las experiencias exteriores de ministerio y servicio. Tanto el camino interior como el exterior se convierten en un anhelo de buscar y conocer al Cristo al que estamos llamados a servir.   

Dios creador y lleno de amor, que podamos proclamar que el pan de cada día que te ofrecemos es "por tu bondad, fruto de la tierra y trabajo de manos humanas". Que nuestras manos sean plenamente humanas a tu imagen, hombres y mujeres haciendo tu trabajo, sirviendo a los demás y compartiendo el Evangelio. Te damos gracias por todos los que fielmente disciernen tu llamada y escuchan tu voz. Ven, envía tu Espíritu y renueva la faz de la tierra. Amén.

 

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Ser testigos
“I have been blessed with women who have shared their many gifts with me. They have broken open Scripture for the people of God with their own perspective and insight. They have shown ways of leading which empower and confirm the value of each individual person. They have offered perspectives and visions of the Spirit’s call to live God’s love for all.”
Don Highberger, SJ
University Campus Minister and Hospital Pastoral Minister, St. Louis, MO
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Ser testigos
“If I could be ordained a deacon, the people would hear the Good News preached with authority at the pulpit and in the world. For me personally, it would feel like the ability to serve in the manner in which God has put on my heart to serve. As a minister of the word, liturgy and charity, I would preach the word to inspire others to love God and their neighbor. I would continue to bring communion to the sick and imprisoned, but I would also free our priests by taking on some baptisms, weddings, and funeral services that are outside of the Mass. It would feel like the fullness of what I was meant to do.”
Theresa Shepherd-Lukasik
Director of Adult Faith Formation, St. Joseph Parish, Seattle, WA
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Ser testigos
“And when I get antsy waiting, as I often do, I remember the women I met who showed me that the ‘not yet’ is an “already.” Women deacons have existed and continue to exist. Someday, I may be one of them.“
Julia D’Agostino, MDiv
Theology Student, ThM Candidate

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