"Negar la vocación del diaconado a las mujeres es una opción arraigada en la escasez y el miedo que perjudica a toda la Iglesia y nos roba a cada uno de nosotros los dones que las mujeres tienen que ofrecer. Espero este paso fundamental hacia una comunidad más inclusiva y empoderada que permita el pleno florecimiento humano de cada persona."