Cuando Lucas relata maravillosamente como la Virgen María sale en un viaje presuroso a una región montañosa a visitar a su prima Isabel, describe la entrega y donación en salida para servir.Teniendo en cuenta que Isabel va a dar a luz en su vejez, con seguridad, sin las facilidades que tenemos hoy en día, con jornadas extenúas caminando embarazada y con un clima no necesariamente suave, María lo hace para ayudar en el parto, para aprender de todas las condiciones que como mujer al final del embarazo se presentan. Estas son tan humanamente bellas por ser mujer, por ser madre, pero con tanto agotamiento e incertidumbre de cómo será el parto y los primeros momentos cuando nace el niño, entonces María está presente, ayuda, aprende y es servidora de Isabel.
El relato me hace tomar conciencia y ratificar que, en el momento de cambios frente a situaciones estremecedoras, María va con otra mujer. María, la mujer embarazada pero soltera, viaja a la región montañosa para estar con su prima mayor Isabel. Ella también está embarazada, se enfrenta a un cambio abrumador y a las implicaciones de aislamiento en su vida.
Entonces, parece sensato preguntarse, ¿por qué acudir a otra mujer, a una anciana? pero para una mujer tiene sentido: se trata de buscar el apoyo de otra mujer en medio de la lucha. “Luchar o huir” no es la respuesta primaria o normal de las mujeres. Las mujeres bajo estrés “atienden y se hacen amigas”, se reúnen con otras mujeres para construir. Las mujeres, bajo estrés, se cuidan unas a otras, cuidan a los niños, nos unen para sostenernos unos a otros, para sostener la comunidad humana, para permitir que otros nos sostengan cuando no podemos sostenernos a nosotros mismos.
María e Isabel enseñan:
- La solidaridad: que como mujeres contamos unas con otras, nos tenemos unas a otras.
- El Servicio: la partera Divina y la servidumbre de ambas.
- El encuentro: entre Isabel mujer anciana con sabiduría por sus años y María como doncella en el Antiguo y Nuevo Testamento.
- La serenidad: para gestionar la confusión y disipar el dolor.
- El apoyo: para sumar, las mujeres portamos vida y nos congregamos para ser iglesia.
- La gratitud: Estaban agradecidas por este pedacito de humanidad compartida, por este refugio de seguridad emocional, por este lugar personal de apoyo.
- La esperanza: de sustento que traía para el futuro.
- El Testimonio de la Iglesia doméstica: María, José y Jesús, Isabel, Zacarías y Juan. Todos somos familia.
Ver a tantas mujeres maravillosas, esposas de diáconos permanentes que por su testimonio de familia diaconal viven radicalmente los valores del evangelio a modo de Jesús, me hace tener fe. Ver que oran y obrar como mujeres bautizadas, ver que llevan sus familias como María Sierva ratifican que la Iglesia es unidad, que se construye y en ella, hay lugar para la vulnerabilidad, la fragilidad y el límite. Esta supone el ejercicio permanente de la reconciliación, del perdón que exige desacomodarse y aprender en el espíritu. Sin él, no hay un auténtico seguimiento a Jesús.
El testimonio de esposas es tan rico y en ellas se ve la gracia santificante que comparte el esposo al ser un ministro ordenado. Dando un si al servicio, dando su vida y su familia para ser familias en salida, familias diaconales.
Teresa es mujer, hija, esposa, madre y abuela que dedica sus días a liderar equipos de formación para agentes en la pastoral penitenciaria para dar esperanza en las cárceles a las personas privadas de la libertad. También da catequesis de iniciación cristiana en la parroquia, apoya las brigadas médica acompañando a su esposo Dp., salen de la ciudad a varios sitios en Colombia para atender a las familias de las personas privadas de la libertad y consiguen personal médico y las medicinas para ayudarlas.
Marina está a cargo de la pastoral de la Salud. Ella visita a personas que necesitan de compañía y oración en el dolor de la enfermedad, les lleva la Sagrada Comunión y acompaña a su esposo Dp. en la catequesis prematrimonial.
Gloria supports the Food Bank, which seeks to assist people in situations of food insecurity. She also accompanies her husband, Dp., in his work in the parish as a lector and supports groups of children and young people in Christian initiation courses.
Cristina apoya a la fundación de Atención al Migrante, especialmente a las personas en situación de desplazamiento. Aquí les ofrecen acogida para contribuir a la dignificación de su vida, con el fin de mitigar las necesidades más inmediatas del grupo familiar. De igual manera, junto con su esposo Dp. dirigen el itinerario prematrimonial.
Olga hace oración permanente en el Santísimo Sacramento y es catequista acompañante a su esposo Dp. en la parroquia.
Helena es psicóloga y apoya a su esposo Dp. en la parroquia con las personas que necesitan que las escuchen en la pastoral de la Escucha.
Y así encontramos a muchas mujeres que son testimonio de entrega con plena adhesión a Jesucristo como bautizadas. Todas son modelo para todas las mujeres que buscan, que se empeñan, que se apoyan las unas en las otras. Teniendo como misión, sencillamente, amar y hacer posible un proyecto mayor.
Cada esposa recuerda que en nuestras vidas conocemos a mujeres mayores que han sido puntos de referencia en nuestro vivir y también recordamos a mujeres jóvenes que han sido capaces de arriesgarse, de ir un paso más adelante. En nuestra vida las mujeres nos enseñan a hacer juntas lo que solas no podemos hacer; nos enseñan a no dejarnos vencer por la adversidad.
No debemos olvidar que ser una mujer de Dios es vivir bajo el Espíritu de Dios y ser una parte creativa en su plan.
La diaconía implica servir, y el servicio debe santificarnos. El servicio debe hacernos entender que debemos abajarnos, humillarnos para poder atender, recoger y levantar al prójimo. El servicio hace que Dios viva en mí, debo dejarme llevar por el Espíritu Santo, hay que ser un servidor auténtico y este servidor debe tener vulnerabilidad para ver la herida de mi hermano. La herida es la puerta al corazón de Dios.
Las familias diaconales somos servidores de la pareja, de los hijos, de toda una generación completa y con nuestro testimonio como familia, hemos cambiado a toda una generación. ¿Estamos conscientes de nuestra responsabilidad? Un servidor toca el corazón de las personas para cambiar toda una vida.
Para contagiar de fortaleza, revestir de paz, lanzar con osadía y vivir más radicalmente es necesario ser hermanos hoy más que nunca. Estamos llamados a ser mejores testigos como familia diaconal, a ver a mis hermanos como seres integrales, absolutamente humanos en atención a la realidad. Esto debemos hacerlo juntos, al estilo de Jesús, ser mejores testigos y crecer en la convicción del servicio.
Finalmente, tenemos varios caminos para cumplir sus designios:
- Dando espacio y respetando los dones que el Espíritu Santo ha dado a cada persona, ver la gracia en cada uno y entender la grandeza individual y la importancia de cocrear juntos.
- Yo no me salvo sola, nos salvamos todos, ensanchar el corazón de la Iglesia, hasta que haya lugar para todos.
- Cuando me desacomodo y salgo, voy y me comprometo para contribuir en la trasformación de realidades de las comunidades.
- El salir requiere tiempo, procesos y paciencia.
- El desafío es el encuentro, purificar las relaciones para hacer posible la cultura del cuidado semejante al modo de Jesús.
María Nery Malagón Muñoz
Esposa de Diácono Alejandro Leal Burgos
Servidores en Colombia
Este ensayo se publicó por primera vez en italiano con el título: “Le famiglie diaconali alla scuola dei poveri: Giubileo, un tempo solidale” Il Diaconato in Italia, vol. 253, Aug. 2025, pp. 57–60. https://www.comunitadiaconato.com/la-rivista-il-diaconato-in-italia. Se reproduce aquí en español con permiso.