La Hna. Ivoneide Viana de Queiroz, misionera brasileña, predicó en nuestro servicio de oración mensual de Santa Febe: Por una Iglesia Sinodal sobre el Evangelio de Lucas 1:39-56. Durante este servicio del 3 de diciembre –dirigido por el Núcleo Temático de la CEAMA “Mujeres y Ministerialidad”– La Hna. Ivoneide nos preparó para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el próximo 12 de diciembre, reflexionando sobre la solidaridad, el encuentro misionero y la profecía de las mujeres. –Ellie
"Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador" (Lc 1:46-47)
Con esta expresión de María, les saludo a cada uno de ustedes en este momento especial en que nos reunimos a rezar con Santa Febe en este mes en el que celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.
En esta reflexión, quisiera establecer una relación entre el texto bíblico de Lucas 1:39-56, Santa Febe, Nuestra Señora de Guadalupe y el ministerio de las mujeres. Propongo así una reflexión basada en tres aspectos: la solidaridad, el encuentro misionero y el profetismo.
En cuanto al solidaridad, destacamos en el texto bíblico el sentimiento de empatía experimentado por María que se solidariza con su prima Isabel cuando sabe que está a punto de dar a luz. Sin duda: María se puso en el lugar de su prima, sintió sus necesidades y salió a su encuentro. Podemos imaginar cuánto se desvivió María por cuidar de Isabel en aquellos días tan exigentes: los últimos días del embarazo y los primeros días después del nacimiento de su hijo.
Sabemos poco de Santa Febe, pero imaginamos que ella, como mujer, alojada en casas de otras mujeres, en las llamadas "iglesias domésticas", también fue solidaria de diversas maneras; al fin y al cabo, es común que las mujeres se pongan en el lugar del otro, comprendan lo que le pasa al otro y, más que eso, ofrezcan ayuda y cuidados.
Con respecto a Guadalupe, ¿cómo percibimos esta solidaridad, empatía y compasión? ¡Está muy claro! Basta ver en los rasgos indígenas de su rostro, la identificación con el pueblo. Todo su manto está lleno de simbolismos que la teología indígena puede explicar. Los ojos de Nuestra Señora de Guadalupe revelan misericordia y compasión por los marginados, los necesitados, los que sufren, los pobres y los olvidados. Son muchos los detalles de esta hermosa historia, pero nos quedamos con una frase que muestra la solidaridad, el cuidado y la ternura de la Virgen por Juan Diego: "¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?".
Sobre la ministerialidad de la mujer, nosotras del Núcleo de Mujeres y Ministerialidad de la CEAMA (Conferencia Eclesial de la Amazonia) reflexionamos sobre la presencia significativa y la acción femenina en defensa de la vida allí donde está amenazada. Aquí consideramos todas las formas de vida en la Casa Común. Hay muchos movimientos, muchos grupos y pastorales coordinados por mujeres sensibles a la situación de vulnerabilidad humana y medioambiental. Esto es solidaridad, amor, empatía y cuidado.
En cuanto a la salida misionera, afirmamos que la solidaridad lleva a un salir de uno mismo y a una salida misionera, en palabras del Papa Francisco, un "salir a las periferias geográficas y existenciales". Presintiendo que Isabel necesitaba cuidados, María renunció a la seguridad de su hogar y, sin medir esfuerzos, sin temer la distancia ni otras dificultades, se dirigió apresuradamente a casa de Isabel, atravesando los montes de Judea (Lc 1,39).
Sobre Santa Febe, ¡qué bueno es saber que siempre estuvo en el camino! San Pablo confió en el valor y el dinamismo de esta mujer enviada a menudo a las comunidades. ¿No es esto "una Iglesia en marcha"?
En Guadalupe, aprendimos en las reflexiones durante la peregrinación de septiembre que sus manos (las manos de la imagen de Guadalupe) nos dan la impresión de producir un ritmo, de tocar, de bailar y, por tanto, sugieren que María está en movimiento. Esto significa que no podemos quedarnos quietos, estáticos, sino que debemos actuar. Y así son las mujeres en su misión en la Iglesia de Amazonia, están siempre en movimiento, en los más diversos ministerios en busca de una Iglesia inclusiva, en marcha y sinodal.
En cuanto al profetismo, que provoca un cambio en las estructuras, recordemos que María vivió en una sociedad patriarcal, en la que los hombres tenían la primera y la última palabra, aprendían a leer y escribir en las sinagogas, mientras que las mujeres tenían el espacio doméstico, el silencio y la invisibilidad. Además de salir sola, atravesando la región montañosa de Judea hacia la casa de Isabel, actitud poco común para una mujer en aquella época, podemos decir que no hay canto más profético que el Magnificat. En él María proclama la acción transformadora de Dios en las relaciones sociales, expresa su indignación contra la injusticia en este mundo. Ella denuncia cómo el orgullo, el mal uso del poder y la concentración de bienes roban la dignidad a los hijos de Dios. Los cambios anunciados por el Magnificat en el ámbito sociopolítico y económico son grandes: los pobres y humildes son exaltados; los soberbios, autosuficientes y orgullosos son derribados de sus tronos; los ricos, avaros e insensibles son despedidos con las manos vacías.
Pensando en Santa Febe, en términos de profetismo, creemos que fue una mujer muy valiente por aceptar la misión de salir a las comunidades en aquellos primeros siglos de la Iglesia, cuando había una fuerte persecución de los cristianos. También destacamos el profetismo de Febe ante una Iglesia en la que el silencio y la sumisión eran habituales para las mujeres. Con Febe en la Iglesia de Cencreas, fue diferente. Debemos mantener su ejemplo muy firme entre nosotros.
En Guadalupe, el deseo de superar las estructuras de poder es muy visible cuando imaginamos a un hombre indígena ante el obispo. ¿Qué credibilidad tenía Juan Diego? Nunca ha sido fácil enfrentar estas entidades. En el Núcleo de Mujeres y Ministerialidad de la CEAMA esta es también nuestra lucha. Buscamos el reconocimiento y la valoración de nuestros ministerios y seguimos confiadamente en busca de una Iglesia en la que quepan todos, al fin y al cabo, por el bautismo, "ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 26-28).
¡Que Santa Febe y Nuestra Señora de Guadalupe intercedan por nosotros!
Hna. Ivoneide Viana de Queiroz
La Hna. Ivoneide Viana de Queiroz es religiosa de la Congregación Franciscana de Maristella y misionera en la Amazonía brasileña. Se encuentra realizando un doctorado en Teología en la Pontifícia Universidade Católica do Paraná (PUCPR), y recientemente ha publicado una nota en portugués sobre cómo la vida religiosa femenina está en la vanguardia de la acción evangelizadora en la Amazonía, sin escatimar esfuerzos para defender todas las formas de vida amenazadas.