Al finalizar esta primera fase del proceso de escucha y consulta de este sínodo, queremos tomarnos un momento para decir: ¡Gracias!
Gracias por intentar a usar el poder de la escucha. El poder transformador, sanador y generador de la escucha. El poder de la escucha para construir la conexión y la comunidad.
Cuando el Papa Francisco celebró la misa de apertura para iniciar el sínodo sobre la sinodalidad el pasado mes de octubre, dijo que Jesús "nos revela que Dios no habita en lugares asépticos, en lugares tranquilos, lejos de la realidad, sino que camina a nuestro lado y nos alcanza allí donde estemos, en las rutas a veces ásperas de la vida".
Gracias a nuestros más de 75 animadores sinodales que respondieron al llamado de crear encuentros locales de escucha sinodal como parte de nuestro trabajo a través de Diáconos en Discernimiento. De febrero a mayo organizaron, facilitaron, tomaron notas y participaron en consultas sinodales en parroquias, escuelas, universidades, centros de retiro y virtualmente, alcanzando a más de 2800 personas colectivamente. Les agradecemos por haberse esforzado especialmente en llegar a aquellos que a menudo se encuentran en la periferia de las estructuras institucionales de la Iglesia Católica: estudiantes de secundaria y universitarios, mujeres, inmigrantes, ancianos, católicos LGBTQ, personas de la comunidad sorda, veteranos, nuestros hermanos y hermanas cristianos, católicos latinos/negros/asiáticos y mucho más. También queremos dar las gracias a las casi 200 personas que participaron en las consultas nacionales de Discerning Deacons en mayo.
Juntos nos dedicamos a escuchar las alegrías y los obstáculos de los demás en nuestro camino junto a la Iglesia, y a discernir las formas en las que el Espíritu Santo puede impulsarnos a mejorar las maneras en las que podemos caminar juntos hacia el tercer milenio.
Esta imagen está incluida en el informe del sínodo preparado por el equipo de Sinodalidad en la Educación Superior de Filadelfia. Fue creada por Becky McIntyre, una artista visual que vive en el noroeste de Filadelfia. Su obra se inspira en la naturaleza, la comunidad y las culturas de los diversos lugares a los que ha viajado. Trata de concienciar sobre cuestiones sociopolíticas de justicia y sobre la naturaleza transformadora y curativa del arte, para activar e inspirar nuevas formas de ser, y para encontrar espacios para crear y construir comunidad a través del proceso creativo. Graduada por la Universidad de San José y ex trabajadora católica de Los Ángeles, Becky trabaja actualmente como consejera de los Servicios de Prevención Intensiva para jóvenes y personal, así como muralista de Walls for Justice.
Muchos de ustedes nos han dicho que el hecho de reunirse en consultas sinodales, de escucha, de reflexión y de oración ya ha generado nuevas esperanzas, un saneamiento y experiencias de conexión y comunidad.