Testimonios para quienes anhelan una palabra de esperanza

Los Santos de Selma por Kelly Latimore

Estamos llamados a dar testimonio. Estamos llamados a dar testimonio de la grandeza de Dios, de la inmensidad de este extraordinario universo, de la gracia que nos impulsa a seguir avanzando tan lentamente hacia la visión divina de justicia, paz e integridad.

Dra. Yolanda Scott Brown

En el boletín de esta semana felicitamos a la Dra. Yolanda Scott Brown colaboradora de DD, por haber recibido el Premio MLK Drum Major en el Desayuno de Oración anual MLK de Los Ángeles. Yolanda, colega y amiga, ha dado testimonio de una fe que hace justicia y recientemente se jubiló tras servir 10 años como directora de vida parroquial de la Iglesia del Santísimo Sacramento en Hollywood.

Las lecturas de este domingo han centrado nuestra atención en la llamada a dar testimonio, según señala Lisa Frey, mientras reflexionó (en inglés) sobre su visita al memorial de MLK en Washington DC y el "profundo pozo de valentía del Dr. King para nombrar lo que veía, su perseverancia en predicar, en compartir su sueño con todos quienes tanto anhelaban una palabra de esperanza".

La llamada a dar testimonio también la escuchan las hijas, hermanas y madresañade Lisa. Estamos llamadas a compartir nuestras historias de la promesa de Dios, especialmente allí donde hay hambre de justicia, de vida, de liberación: "En las mesas familiares o en las mesas de reuniones, al lado de un enfermo o en las computadoras portátiles... el testimonio debe elevarse dondequiera que haya hambre de él. No es tiempo de encogerse, de protestar por sentirse insuficiente, poco preparado, abrumado, de ser muy joven, muy viejo, del género, la raza o la orientación equivocados. No, el testimonio es nuestra llamada".

Lisa Frey

El año pasado compartimos varios testimonios de mujeres diaconales notables en el ministerio, y los lectores de DD los encontraron impactantes y esperanzadores – encendiendo la llama de la visión de Iglesia en la que la vocación de todos es reconocida y apoyada para la construcción del reino de Dios.

Al comenzar este nuevo año, nosotros también estamos escuchando la llamada a ofrecer más testimonios de la labor profética de las mujeres católicas diaconales en nuestras iglesias locales, ministerios universitarios, organizaciones comunitarias, capellanías, o en cualquier lugar donde ella está llevando la luz de Cristo y de pie junto a los que están en los márgenes y periferias. Te invitamos a que consideres la posibilidad de escribir un testimonio –de unas 500 palabras– respondiendo a estas tres preguntas sobre una mujer en el ministerio, viva o fallecida:

  1. ¿Por qué te importan la vida y el testimonio de esta mujer?
  2. ¿Cuál es un recuerdo favorito que tienes de ella?
  3. ¿Cómo da testimonio de su fe y qué impacto ha tenido en tu vida o en la vida de otros?

Te invito a ponerte en contacto conmigo en ellie@discerningdeacons.org si deseas compartir un testimonio y una foto. Con gusto te proporcionaremos recursos de edición para que puedas hacer visible tu testimonio.

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Testigo
"[Espero que la Iglesia ordene mujeres al diaconado] para aportar un testimonio y una expresión más amplios de la vida, el amor y la presencia de Dios al pueblo de Dios. Las voces y el liderazgo de las mujeres sanarán, animarán y potenciarán las vidas de hombres, mujeres y niños. Provocará una nueva comprensión de la vocación eclesial y enriquecerá la vida familiar católica".
Deedee Van Dyke
Capellana Católica en Joliet, Illinois
Testigo
"La primer Apóstol fue una mujer, María Magdalena. Ella sigue siendo hoy una torre de fortaleza para las mujeres en el ministerio. Si se ordenaran más mujeres al diaconado en la Iglesia Católica Romana, creo que tendríamos homilías más significativas y espiritualmente enriquecedoras, y nuestras liturgias acogerían y darían la bienvenida a todos a la mesa eucarística."
Sonja Grace
Testigo
"Si fuera ordenada diácono, no sería un medio para alcanzar un fin, sino más bien una invitación continua a un camino más profundo y amplio con Cristo. A los diáconos se les pide que se hagan más visibles como manos al servicio de la Iglesia. Responder a tal vocación sería un tesoro, una profundización de mi vida de fe interior enriquecida por las experiencias exteriores de ministerio y servicio. Tanto el camino interior como el exterior se convierten en un anhelo de buscar y conocer al Cristo al que estamos llamados a servir."   
Nina Laubach
Estudiante, Programa de Doctorado en Divinidad, Seminario Teológico de Princeton

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